En lo profundo del departamento del Guaviare, allí donde la densidad del verde es abrumadora y el murmullo de la naturaleza se confunde con el latir de los corazones, se encuentra Puerto Cachicamo. Este municipio alejado, a cuatro horas de San José del Guaviare, ha sido testigo de historias que se entretejen en la penumbra, pero que ahora, gracias a un resplandor recién descubierto, están destinadas a brillar con un nuevo destello.
Por mucho tiempo, la energía ha sido esquiva en este territorio. Calixto Rodríguez, quien es conocido como el guardián de la salud porque es el único enfermero y propietario de la droguería en el territorio, es testigo de las inclemencias de un pueblo que contaba con menos de doce horas del servicio de energía. “Acá, desde que yo llegué, siempre ha habido una planta, diésel. Anteriormente, aquí nos daban un subsidio por zonas no interconectadas. Pero hubo unos malos manejos y nos quitaron los subsidios hasta la fecha”, relata este hombre tranquilo, paciente y líder innato que, pese a la penumbra que por mucho tiempo permaneció en su tierra, ha sido portador de luz y vida a través de sus manos, protagonistas de la mayoría de nacimientos de la nueva generación de Puerto Cachicamo, tanto así que se atreve a decir que, más o menos, al 70% de los jóvenes menores de 20 años, les ha “mochado el ombligo”.
Y no es para menos, pues para llegar a un hospital se necesitan cuatro horas de camino, así que Calixto, sin dudarlo, ofrece sus conocimientos, brindando los primeros auxilios. Lo hace con tanto fervor que, antes de resolver sus asuntos personales, la prioridad en su diario vivir son sus vecinos, cueste lo que le cueste…
“Hubo una vez un parto que casi me vale 9 millones de pesos. Yo era jurado de votación y resulta que, a las 6 de la mañana, llegó una chica con trabajo de parto y me tocó atenderla, pues no había cómo sacarla del municipio y ya estaba en un expulsivo. Entonces, yo tenía que estar en la sala de mesa de votación a las 7 de la mañana y, pues aquí con un chinito naciendo, entonces, pues yo atendí el partico. Después me llamaron a decirme que me tocaba pagar 9 millones de pesos por no haber asistido como jurado”, recordó este hombre que, además del pavor que tenía de ser acreedor de una sanción, tuvo que atender el nacimiento del niño con la escasez de la energía.
Afortunadamente, gracias a la intervención de la comunidad y con el argumento del suceso de una situación urgente, Calixto se salvó de la multa. Hoy el niño tiene más de un año y goza de buena salud.
Así como este hombre de 60 años ha sido testigo de la vida, hoy sus ojos y los de toda la comunidad pueden ver cómo la energía, por primera vez, no se escapa de Puerto Cachicamo. El Instituto de Planificación y Promoción de Soluciones Energéticas, bajo el liderazgo del Ministerio de Minas y Energía, implementó el sistema fotovoltaico centralizado de 120 kW que permite el suministro de energía eléctrica las 24 horas del día, fortaleciendo el desarrollo económico y social de más de 144 hogares del territorio. Para Calixto, la llegada de este sistema se convierte en una evolución para su vida y su labor: “tantas cositas que hay acá de primeros auxilios. Entonces, eso sí me serve, para mí es un gran beneficio y, pues bueno, cuando no esté trabajando, tengo mi televisor prendido y estoy mirando mis películas”.
Elizabeth Montenegro, una emprendedora valiente, decidió desafiar la falta de luz y abrió un restaurante en este rincón apartado. La carencia de energía limitaba sus horarios y posibilidades. Ahora, con la luz del nuevo sistema fotovoltaico, su restaurante se consolida como un faro de posibilidades desde el amanecer hasta el anochecer. «Ya no esperamos a la noche para lavar. La energía nos ha dado un nuevo horizonte».
Jhon Quintero, con su emprendimiento de hacer queso, nos lleva a su pequeño reino de producción, donde la luz ha revolucionado su arte. Antes, el enfriador dependía de la planta y las limitadas horas de luz nocturna. «Ahora, con una luz constante, nuestro queso es mejor, llega más lejos. La energía no solo ilumina, también impulsa nuestros sueños y productos a nuevas alturas.»
Puerto Cachicamo está escribiendo una nueva historia, donde la energía es el hilo conductor de un futuro más brillante, convirtiéndose como un testimonio vivo de la resiliencia humana ante la oscuridad, un lugar donde la esperanza y el desarrollo florecen con el resplandor de la energía.