Energía para la vida: una transición justa desde los territorios

La Energía que transforma territorios, hoy ilumina el turismo sostenible en las ZNI
 

Hablar de transición energética en Colombia no puede reducirse a cifras de megavatios o a la sustitución de combustibles fósiles por fuentes renovables. La verdadera transición debe mirarse desde los rostros de las comunidades que nunca han tenido energía o que hoy dependen de plantas diésel, desde los niños que estudian con velas o desde las mujeres que han cargado sobre sus hombros la desigualdad energética durante décadas resistiendo ante el humo de la cocción en leña y la oscuridad de las noches.

El país se ha trazado una meta ambiciosa: avanzar hacia un modelo más limpio, equitativo y sostenible. Y desde el IPSE sabemos que ese futuro se construye en los territorios más apartados, donde habitan más de 2 millones de colombianos en Zonas No Interconectadas. Allí la energía no es un lujo: es la diferencia entre el atraso y la esperanza.

En los últimos 5 años hemos demostrado que es posible llevar soluciones energéticas renovables a estas regiones. Hoy, por ejemplo, más del 100% de los proyectos ejecutados de IPSE incorporan fuentes solares e híbridas que sustituyen el diésel, lo que se traduce en la reducción de más de 12.226.892 toneladas de CO₂ al año. Cada microred instalada en un resguardo indígena de La Guajira, cada sistema fotovoltaico en una isla del Caribe o cada parque solar en el Pacífico chocoano no solo ilumina hogares, sino que abre oportunidades para la educación, la salud y la productividad local.

Sin embargo, no podemos desconocer los retos. La transición energética será justa solo si involucra a las comunidades desde la planeación. La tecnología por sí sola no transforma realidades: es el diálogo social el que garantiza que los proyectos sean apropiados, sostenibles y que respeten la riqueza cultural y ambiental de cada región.

El llamado es claro: la transición energética en Colombia no debe pensarse únicamente desde los grandes centros urbanos. Debe ser una transición desde la periferia hacia el centro, que reconozca que la justicia energética comienza en los lugares donde históricamente se ha vivido la exclusión.

Tengo un gran compromiso desde IPSE y es seguir sembrando energía para la vida. Una energía que no solo enciende bombillas, sino que ilumina caminos de equidad y esperanza en cada rincón de nuestro país.

Danny Ramírez
Director General de IPSE