Son las 10:45 am y todo está listo para ver la final de la FA Cup entre el Liverpool y el Chelsea desde un pequeño televisor conectado a televisión satelital la tienda ‘La Hormiguita’, en la comunidad indígena de La Ceiba, a una hora en lancha de Inírida, la capital del departamento de Guainía. Gracias a la energía del sol es posible que estos fieles seguidores de Luis Díaz puedan disfrutar del cotejo que se lleva a miles de kilómetros de distancia.

Aimer Gómez, artesano y pescador (nuevo hincha acérrimo el Liverpool), asegura que no se pierde ningún encuentro del guajiro. La voz se le quiebra al contar que para él, un indígena puinave de 37 años, es un orgullo ver a otro indígena como Luis Díaz representándolo en uno de los clubes más importantes de Europa. “Desde acá, felicitarlo. Es muy chévere la historia de él”, dice con sentimiento. Luego recupera el tono para afirmar que la energía a través de soluciones solares individuales le ha cambiado la vida a él, a su esposa y a sus dos hijos. “Cuando llega la noche ya uno no está pendiente de dónde está la lámpara, sino más bien del interruptor y nada más es tocarlo para que llegue la luz como por arte de magia”, señala.

Los jugadores saltan a la cancha en Wembley y los asistentes en la tienda saltan de la emoción al ver a Díaz de titular. El ambiente se colma de alegría y nervios por este encuentro que puede significar un segundo título con este equipo para el colombiano.

Deyner Pérez Cardozo, un joven de 23 años y dueño de la tienda, afirma que gracias a los paneles solares que llevó el Instituto de Planificación de Soluciones Energéticas para Zonas No Interconectadas -IPSE, ahora puede enfriar la cerveza y atender mejor a sus clientes. “La idea mía es de sacar el televisor cada vez que haya un partido. Como promocionar la tienda, algo así”, sentencia Deyner al tiempo que, asegura, su jugador favorito es Lionel Messi.

El partido es intenso, el colombiano está dejando todo en la cancha y tiene varias opciones de gol, pero el marcador sigue en cero. Los nervios aumentan, pero no se pierde la fe. Hoy, además, es un día muy especial para la comunidad, un día que jamás olvidarán, por primera vez en la historia un Presidente de la República los visita.

El Gobierno Nacional está en el departamento para hacer la entrega oficial del proyecto del IPSE que llevó el servicio de energía por primera vez a 620 familias de comunidades indígenas en las laderas del río Inrídida y Guaviare.

Cuando llega el Presidente Iván Duque es recibido por el capitán de la comunidad, Delio Suárez, un indígena curripaco de 58 años que decidió vivir en la ribera del río Inírida hace ya más de cuatro décadas. Él asegura que la llegada de la energía eléctrica le ha ayudado a él y a los suyos a cargar y así usar los equipos con los que investigan y se conectan con el mundo, además de impulsar el turismo en su resguardo.

Justo cuando el Presidente se dirige hacia la maloca donde se realizará el evento protocolario escucha la narración del encuentro de Luis Díaz. “¿Están viendo el partido?”, pregunta. “¡Vamos a verlo!” así la comitiva presidencial se sale del protocolo por 5 minutos, y gracias a la energía limpia de sol, pueden ver desde la mitad aquel recóndito paraje de la región Amazónica, cómo “Lucho” despliega su talento en la cancha.

Precisamente la palabra “Inírida” traduce “espejito de sol” y fue con la instalación casa a casa de paneles solares (que parecen espejitos del sol) que llegó el servicio de energía para encender la pasión del fútbol que une a extraños en cualquier parte del mundo. Esta vez desde un paisaje único donde de repente, y si se cuenta con suerte, también se pueden ver peces, delfines rosados y toninas. Un espectáculo visual conmueve hasta de la gente más dura.

La alegría del fútbol es una de las tantas que ha generado el poder transformador de la energía. “Ya hemos logrado dar empleo. Los indígenas no tenemos la necesidad de comprar tantas cosas porque esto no es para enriquecernos. Lo que queremos es una estabilidad”, dice Wilber Suárez Pérez, el representante legal de la comunidad y el que más empeño le ha puesto a la apuesta del turismo.  Él coordina las cabañas en las que reciben a los visitantes.

Así son las cosas en La Ceiba. Allí el trabajo se suma a la curiosidad, los esfuerzos a la coordinación y la armonía, y a todo eso se le suman los sueños y la magia: la de las historias que fueron y las que están por suceder. La magia de un futuro en el que vengan los visitantes y entiendan de esta cultura, pero al mismo tiempo permitan que se conserve; que más bien se lleven algo de ese vasto conocimiento que tiene la selva, que es una tierra de muchas aguas, de ciclos y de fluir.

El partido termina sin goles y es necesario ir a tiempo complementario. A los 8 minutos del alargue Díaz debe abandonar el juego y hay algo de frustración por su salida, pero el orgullo sigue en alto. El juego se va al sufrimiento de los penales, pero la victoria es para el Liverpool. Allá, Luis Díaz levanta la copa con su equipo sin saber que a miles de kilómetros, desde el pulmón del mundo, lo siguen con el corazón engrandecido una comunidad que sueña con el progreso gracias a la llegada de la energía.

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