Jaime Cárdenas nació en Villavicencio, pero desde hace décadas se siente como un habitante más de Puerto Carreño, Vichada. Este departamento que lo enamoró con sus atardeceres le ha dado también la oportunidad de crecer como empresario, particularmente con un balneario en la vereda Merey, a pocos kilómetros de la capital.
Este sitio de descanso al que van gente oriunda del lugar, así como visitantes de otros sitios del país, inició como una piscina natural que acoge a la gente que en ella se refresca de las altas temperaturas.
Sin embargo, desde que llegó la energía limpia del sol, Jaime ha ampliado sus expectativas respecto al espacio, que le debe su nombre a la abuela del colono: Villa Eufemia. “Ella para sus últimos días de vida disfrutaba mucho los paseos acá. Yo recuerdo mucho eso y por eso fue que me surgió la idea de hacer algo con este terreno”, explica Jaime.
El balneario, que además de la piscina tiene un bosque con guacamayas ruidosas, imponentes y coloridas, busca convertirse en un lugar ecoturístico en el que, tanto la gente de la región, como los foráneos, disfruten de un camino hasta el Río Vita con las especies de flora y fauna del sitio.
“Lo que hicieron con esos paneles es excelente. Además de la música y las bebidas frías, lo que nos proyectamos acá es poder conseguir un sistema que le dé mejor señal a los celulares, así los clientes saben que pueden venir a disfrutar, pero al tiempo siguen conectados. Y, de otro lado, también quiero agrandar el espacio y ofrecer servicios de sendero ecológico, avistamiento de aves y una caminata hasta el río Vita”, dice emocionado Jaime.
Esposo y padre de dos hijas, el llanero que migró de Villavicencio a Puerto Carreño, celebra que este tipo de proyectos impulsen la economía de la región y le den un espaldarazo a los emprendimientos como el suyo.
Mientras que en las inmediaciones de Puerto Carreño se apoyan distintos negocios con la llegada de la energía solar, un poco más metido en la sabana, a orillas del río Orinoco, el profesor Klinton Rodríguez Moreno, un sicuane de 27 años que dirige el Internado Caño Hormiga, del Vicariato apostólico de Puerto Gaitán, celebra también la llegada de la energía con la que puede ampliar sus conocimientos y mostrar de otras formas los aprendizajes a sus estudiantes.
“Con la llegada del panel hemos podido realizar otras actividades. Ahora, gracias a la energía y el Internet he podido mostrar en video lo que tiene que ver con ciencias naturales, el clima y la deforestación, por ejemplo, eso ha hecho que esos conceptos y procesos se queden en la mente de los estudiantes con más facilidad”, cuenta Klinton que trabaja y vive en La Hormiga, una de las comunidades indígenas aledañas al casco urbano de Puerto Carreño que también se han visto beneficiadas con las soluciones energéticas que llegan de la mano del IPSE.