En Miraflores, Guaviare, un pequeño, pero asombroso municipio en la Amazonía colombiana, se encuentra una joya educativa poco común: la Institución Educativa María Auxiliadora, la única escuela con modalidad agropecuaria en la región. Aquí, la enseñanza va más allá de los libros y las aulas, conectando a los estudiantes con la tierra y sus raíces desde una edad temprana.

Con un entusiasmo contagioso, Rosaura Segura Rivera, docente y líder de la modalidad agropecuaria, comparte su pasión por cultivar el amor por el campo en los corazones de sus alumnos. Desde preescolar, los niños aprenden conceptos básicos de agricultura y ganadería, sembrando las semillas de un futuro sostenible y próspero.

“Lo bonito de la institución es que articula todo su plan pedagógico con la parte agropecuaria”, explica la apasionada maestra. “Los niños, desde preescolar, miran conceptos muy básicos de la parte agropecuaria. Para la zona donde estamos es ideal plantar esa semillita en los estudiantes: querer el campo porque, de alguna u otra manera, es donde vienen los alimentos para toda Colombia.

Pero la vida en Miraflores no ha sido fácil. Además de la triste historia de violencia que aún resuena en los recuerdos de sus habitantes, la falta de acceso a la energía eléctrica por mucho tiempo fue un obstáculo constante para el progreso de la comunidad. Sobre todo, en este colegio que se sostiene de los proyectos agropecuarios que, con mucha dedicación y amor, sacan adelante los profesores y alumnos. Son muchas anécdotas que la institución educativa ha tenido que sortear debido a las largas noches sin este servicio vital para el desarrollo de este territorio, por ejemplo, “Nosotros contamos con 54 animales. Muchas veces los vecinos, a las 5 de la mañana, me levantaban para decirme que el ganado está donde no debe estar o causando problema. En los galpones de pollos también la energía se hace necesaria porque en las horas de más frío es cuando no hay luz en el municipio”, aseguró la profesora.

Sin embargo, esto ya quedó en el pasado y, ahora, es solo una anécdota para recordar. La Central Híbrida, una solución transformadora liderada por el Instituto de Planificación y Promoción de Soluciones Energéticas (IPSE), llegó a Miraflores. El proyecto energético, que cuenta con 1323 paneles solares y una potencia de 701KWp, brinda energía las 24 horas del día, siete días a la semana, beneficiando a 710 familias de las veredas Buenos Aires, La Esperanza, La Guarapa, La Hacienda, La Milagrosa, La Ye, Mate guadua Alto y el sector urbano.

“Para nosotros, la energía eléctrica significa mucho más que simplemente encender luces”, explica Judith Medellín, madre de una de las estudiantes del colegio. “Nos permitirá modernizar nuestras prácticas agrícolas y mejorar nuestras condiciones de vida. Con la nueva central, los galpones de pollos estarán cálidos durante las frías noches y podremos vigilar al ganado en todo momento”.

Con cada resplandor de energía que brota desde la nueva central híbrida, la escuela María Auxiliadora está lista para abrazar el cambio y desbloquear un futuro lleno de posibilidades. En un rincón remoto de la Amazonía colombiana, la energía del progreso está trazando el camino hacia la Transición Energética Justa para todos.

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